La Era de los Robots

07:00. Suena la alarma. Abro los ojos como puedo y la apago. Desearía quedarme más tiempo en la cama, toda la mañana si hace falta. Sin embargo, no puedo a no ser que sea una rebelde sin causa. Hay que estudiar. 

Una vez que me despejo, el día va rodado: desayunar, asearse, estudiar, adelantar un trabajo, hacerle carantoñas a la gata, almorzar mientras adelanto otro trabajo, cabrearme porque el ordenador va más lento que una tortuga, ducharme, preparar la comida, comer, preparar bolso con los libros, ir a la parada del bus y... de 15:40 a 21:40 en clase con un descanso de 15 minutos que no parece ni descanso, llegar a casa a las diez y pico, cenar, ver tele, whatsapear y dormir.

Algunxs se levantarán antes, otrxs después. Algunxs se irán a trabajar, otrxs a las clases. Algunxs trabajarán por las mañanas y harán gestiones por las tardes, otrxs harán gestiones por la mañana y trabajarán por las tardes. Algunxs irán a clase por las mañanas y estudiarán por las tardes, otrxs estudiarán por las mañanas e irán a clase por las tardes. Algunxs compaginarán trabajo y estudios, otrxs tendrán todo el tiempo del mundo... En fin, existen muchas maneras de estructurar el día. Sin embargo, la mayoría coincidimos en algo: la rutina.

¿Os gusta la rutina? Tiene una gran ventaja: ayuda a no perdernos. No en el sentido de la orientación, sino en el del tiempo. La rutina nos ayuda a saber qué es lo que va a ocurrir después, es la planificación de la mañana, de la tarde, de los días, de las semanas... por lo tanto, nos sentimos tranquilxs y segurxs porque sabemos lo que vamos a hacer en cada momento. En cambio, tiene dos grandes inconvenientes: los días se vuelven monótonos porque, a pesar de que haya algo distinto en cada uno de ellos, las horas y las acciones son las mismas de manera que, a veces, le quita sentido a nuestra vida. Pero... ¿qué ocurre cuándo no tenemos rutina? No sabemos qué hacer. A veces sabemos que podemos hacer actividades como leer, escuchar música, ponernos una película, hacer manualidades, salir a dar una vuelta, hacer deporte... pero tampoco apetece o cuando las terminamos nos preguntamos "¿y ahora qué?". Esta es la gran desventaja de la rutina: cuando está, no la quieres; cuando se va, la echas de menos. "Ni contigo, ni sin ti".



"Todo cambia y sigue igual, y aunque parece
diferente, siempre el mismo mar"
Me acordé de ti. Fito y Fitipaldis



Me resulta curioso tener la sensación de que cada día es igual debido a la rutina horaria pero, si pienso detenidamente en lo que he hecho, cada día es distinto a pesar de que me levanto a la misma hora, me pongo a estudiar a la misma hora, como a la misma hora, salgo de casa a la misma hora, entro a clase a la misma hora, salgo de clase a la misma hora, me acuesto sobre la misma hora. Qué rollazo, ¿no? Parecemos robots: ahora esto, ahora lo otro. Pero, ¿qué ocurriría si nos saltáramos esa rutina? No estudiaríamos y, por lo tanto, empeoraríamos en nuestros estudios que, al fin y al cabo, hemos decidido hacerlos y son importantes; no iríamos a trabajar y nos despedirían cosa que no podemos permitir porque nos da el dinero que necesitamos para cubrir nuestras necesidades básicas y nuestros caprichos. ¿Realmente seríamos capaces de echar por la borda nuestro trabajo o nuestros estudios por el deseo de suprimir la rutina? Obviamente, no. Eso sí, ¡como toca las narices levantarse a las siete! Menudo dilema...

Y no me olvido de quienes están en situación de desempleo. Desde fuera puede parecer ameno tener mucho tiempo libre, pero desde dentro no lo es. No se lleva una rutina estricta, pero los días se vuelven igualmente monótonos a parte de que se pierde la concepción de los días y no se diferencia el fin de semana del resto de la semana. Es como estar en el limbo.


Mi conclusión:


Viviríamos mejor en un mundo donde no existiera el trabajo ni los estudios o que, existieran, pero se realizaran desde otra perspectiva: que las personas pudieran trabajar en lo que realmente les llena sin tener que verlo como una obligación y que lxs jóvenes pudiéramos aprender sin necesidad de estar cargadxs de tareas que suprimen casi al completo nuestro tiempo de ocio. Al fin y al cabo, lamentablemente, lo que importa es si has aprobado o suspendido un examen, si has adquirido conocimientos que con el tiempo se te olvidarán o no te servirán de nada, si has conseguido un título académico por el que te valorarán y por el que encontrarás trabajo (o no)... mientras que no estás aprendiendo culturas, no estás viendo mundo, no estás conociendo diferentes maneras de ver la vida, no estás conociendo personas, no estás descubriendo experiencias y sensaciones, no te estás conociendo a ti mismx. Pero así es como está estructurada la sociedad: o estudias o trabajas, y para ello se establecen unos horarios, una tarea... RUTINA. En fin, no queda otra que vivirla diariamente con la mejor actitud posible hasta que comience el periodo de vacaciones donde se podrá hacer realidad lo que deseamos.


Sí. Lo reconozco. Mi pensamiento es utópico, pero...






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