BURGOS. PARTE 2

Burgos es una de las ciudades españolas que, desde hace dos años, tiene un rincón en este blog. Fue la primera vez que escribí sobre una ciudad y, ahora, es la única que va a contar con una secuela. Recientemente he tenido la fortuna de visitarla por segunda vez y reconozco que me ha resultado más bonita de lo que me pareció en su momento. Esta última visita, que me ha permitido redescubrirla, ha reforzado mi pensamiento de que Burgos tiene un encanto especial. Pensamiento que no se ha manifestado en mí en ninguna otra ciudad española de las que he conocido. Curioso me pareció recordar las calles por las que había andado, las tiendas a las que había entrado, las plazas por las que había pasado, los monumentos que había visitado e, incluso, el horario de los mismos. O tengo muy buena memoria o esta ciudad caló en mí.




En este reencuentro he podido visitar de nuevo algunas de las joyas históricas que posee Burgos como el Monasterio de Santa María la Real de Las Huelgas o la Cartuja de Miraflores, así como recorrer sus calles céntricas cercanas a la catedral tan deslumbrante e imponente como la descubrí hace dos años y que se mantiene, majestuosamente, desde hace ocho siglos. De nuevo me adentré en los caminos del parque de Fuentes Blancas, ideal para fundirse con la naturaleza y respirar aire puro, y recorrí algunas zonas que no conocía ya que este parque es inmenso. Volví a degustar sus tapas y su famosa morcilla (la de Cardeña, que tiene más sabor) y volví a convertirme en un esquimal para sobrellevar el frío, aunque resultó ser más soportable de lo que imaginaba. Y como guinda del pastel... ¡pude ver la nieve! La ciudad burgalesa me brindó el mejor regalo que me podía dar: su paisaje nevado. Además, conseguí un nuevo record en temperatura: si hace dos años sobreviví a 3º, esta vez he sobrevivido a Oº. Pero no sólo he recordado aquellos lugares que ya visité, sino que he podido descubrir algunos nuevos, paisajes diferentes e incluso pueblos de la provincia que, a continuación, os haré conocer.



Monasterio de San Pedro de Cardeña


El monasterio de San Pedro de Cardeña data del siglo IX, aunque fue construido sobre los restos de una antigua iglesia. Este monasterio se esconde tras unas pequeñas montañas de arboleda encontrándose así a unos 10 km de Burgos. Su emplazamiento lo convierte en un lugar único, puesto que el monasterio se ve rodeado sólo de vegetación, una carretera y un mesón a su lado al más puro estilo medieval. Detenerse, cerrar los ojos y escuchar el silencio, no brinda otra cosa sino paz. La paz de la calma, la paz para el encuentro con uno/a mismo/a. Por lo tanto, el lugar idóneo para alzar un monasterio.


La entrada al monasterio es de 2 € y se realiza mediante visita guiada encabezada por uno de los monjes que residen en el monasterio. Sí, es curioso que el guía sea precisamente un monje. Durante la visita, el monje relata la Historia que rodea la construcción del monasterio así como de la decoración del mismo realizada por otros monjes. También, con mucha naturalidad, da a conocer el estilo de vida de los monjes y monjas que allí viven. Para más información: https://www.monasteriosanpedrodecardena.com/




Parque de La Isla

Este parque se localiza junto al río Arlanzón en el llamado Paseo de La Isla. Es una zona ajardinada con diferentes monumentos que se encuentran al paso y que pertenecen a monasterios o iglesias, por lo que podría considerarse que este parque es una pequeña exposición al aire libre de esculturas. Además, tiene un pequeño estanque aparte de zona de juegos para niños y niñas.




Yacimientos de Atapuerca

La sierra de Atapuerca se encuentra a unos 20 o 30 km del centro de Burgos. Este conjunto de montañas está declarado como Espacio de Interés Natural, Bien de Interés Cultural y Patrimonio de la Humanidad debido a los grandes hallazgos de fósiles de diferentes especies de homínidos. Los restos hallados están datados de hace 80000 años, por lo que son los restos humanos más antiguos de la península. 

Actualmente es una zona arqueológica que se puede conocer a través de visitas guiadas a los yacimientos llevadas a cabo por el Museo de la Evolución Humana donde, por cierto, están expuestos algunos de estos hallazgos. No llegué a entrar, pero pude observar parte de los yacimientos desde fuera además de recorrer los senderos marcados que hay a su alrededor. Como pequeña anécdota, en este lugar vi bellotas por primera vez y no dudé en llevarme una de recuerdo. Para más información: https://www.atapuerca.org/


Frías

La ciudad medieval de Frías es la segunda ciudad más pequeña de España. Tan pequeña es que, más que una ciudad, se asemeja a un pueblo dotado de su típicas cuestas y calles de piedras. Aun así, posee un fuerte linaje histórico que se puede apreciar en su castillo y en su puente que miran imperantes al río Ebro. 

El castillo, magnánimo en lo alto de un peñón, pertenece al siglo X y cuenta con un gran valor estratégico. Como curiosidad, las casas colgadas tan características de esta ciudad tienen pasadizos secretos que llevan hasta el castillo. La entrada es de 2€ y se visita individualmente.

El puente tiene su origen en época romana, aunque se ha ido reconstruyendo a lo largo de la Edad Media aparte de añadirle la torre. Hace apenas tres años que se produjo una inundación y el Ebro lo cubrió casi por completo. 

Para más información: http://www.ciudaddefrias.es/






Tobera

El pueblo de Tobera pertenece a la ciudad de Frías y se localiza a sólo 2 km de ésta. 

Tobera tiene un encanto particular, pues se sitúa entre dos montañas y su río Molinar deja al descubierto tres bonitas cascadas que visitar. Las cascadas están señaladas para realizar una ruta en la que se pueden ver las tres en orden y desde diferentes perspectivas. Además, no sólo el agua es el protagonista de Tobera, sino su ermita también ya que ésta se alza tan pegada a la montaña que parece incluso fundirse con ella. La ermita de Santa María de la Hoz es una construcción del siglo XIII cuyo estilo es románico tardío.


Para más información: http://www.ciudaddefrias.es/pueblo/tobera






Pedrosa de Tobalina

Este pueblo atrae por contar con la presencia de un tesoro de la naturaleza: su cascada. Hay un mirador para verla desde las alturas pero es mucho mejor bajar y encontrársela de frente. Sencillamente, preciosa.





Entre unos pueblos y otros, pude ver paisajes preciosos y he de decir que en Burgos he visto uno de los atardeceres más bonitos de todos los que he podido presenciar (últimamente me he convertido en una aficionada a los atardeceres y a fotografiarlos). Gracias al sol tímido tras un día de lluvia, la naturaleza le ofreció al mundo este regalo.





¿Se puede ser más hermosa? La provincia de Burgos es vegetación, es montaña, es prado, es historia, es belleza, es otro mundo. Para mí, es otro mundo. Un mundo que me gustaría tener cerca más a menudo. Como remate final, el cielo burgalés dejó caer sus copos de nieve un día antes de mi marcha por lo que mis ojos pudieron disfrutar de esta bonita estampa nevada.





Burgos. Parte 1






Fuente de las imágenes: Irene MS/ Alejandro PS

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