EL REY LEÓN

El Rey León
La semana pasada acudí al cine a ver la película de El Rey León. Esta película de Disney, en su versión animada, era una de mis preferidas en la infancia a pesar del trauma que me originaba la muerte de uno de sus protagonistas: Mufasa. Por esta razón, conocer el estreno de la versión digitalizada me tenía pendiente de ir a verla. 

Me gustaría resaltar, en primer lugar, el buen resultado de la digitalización de la ambientación pero, en especial, de los personajes. Mi impresión fue la de estar viendo animales reales, por lo que contemplar la dulce expresión de Simba de pequeño me producía tanta ternura como si de un peluche al que achuchar se tratara. En segundo lugar, mencionaré (o adelantaré, a quienes no la hayáis visto) que la trama es la misma que en la versión original. A diferencia de las versiones recientes de otras películas Disney, ésta no contiene escenas añadidas o modificadas sino que es la misma historia aunque más realista.


La última vez que visioné El Rey León en su versión original se escapa de mi memoria por lo que, tras verla recientemente, sentí que la veía por primera vez aunque con la extrañeza de recordar vagamente algunas escenas. Después de ver varias adaptaciones de las películas Disney, he podido darme cuenta de dos hechos curiosos: por un lado, la costumbre de la mente de asociar escenas entre la versión animada y la versión adaptada como si fueran un conjunto de piezas que tuvieran que encajar para, así, comprobar que la adaptación es fiel a aquella película que estuvo presente a lo largo de la infancia y que con tanto cariño se recuerda de manera que, un simple cambio o argumento añadido, acaba tergiversando el mágico recuerdo que tenemos de ella; por otro lado, toda la información que se puede extraer y que antes pasaba desapercibida puesto que nuestra mente de niñx no alcanzaba a vislumbrar matices que ahora sí somos capaces de percibir con nuestra edad, madurez y experiencia. Precisamente por lo último que menciono, he podido comprender mejor la trama después de tantos años y percibir los detalles que hoy vengo a exponer. 


Contexto

La trama de la película se desarrolla en un emplazamiento de la sabana africana cuyo nombre ficticio es Pride Lands. En este reino se establece la clásica jerarquía patriarcal en la cual la máxima representación de autoridad recae en una figura masculina, mientras que la figura femenina permanece en un segundo lugar. Cabe destacar que los tres personajes principales son masculinos: Mufasa (el rey), Scar (el hermano del rey) y Simba (hijo del rey y futuro heredero del reino). La reina, Sarabi, y Nala quedan en un segundo plano así como el resto de leonas. 


Educación

La educación que recibe el protagonista, Simba, es la propia de un heredero como ha ocurrido a lo largo de la Historia dentro de las monarquías. Simba es criado (¿adoctrinado?) en la premisa de que su destino es ser el futuro rey del reino. Un destino marcado por reglas que le imponen sus referentes más cercanos, su padre y su tío, de forma que no las cuestiona sino que directamente las asume. Un destino que ha ido pasando de generación en generación en las familias reales sin reflexión previa alguna y que, escuchado desde la infancia, puede llegar a condicionar la vida de un individuo. Centrándome en el personaje que me atañe, Simba acepta su destino y alardea de él marcándose una canción que dice así: 

"Yo voy a ser el Rey León y tú lo vas a ver. No ha habido nadie como yo tan fuerte y tan veloz. Seré el felino más voraz y así será mi voz. Yo voy a ser el Rey León. Nadie que me diga lo que debo hacer, nadie que me diga cómo debo ser. Libre para hacer mi ley. Libre para ser el rey."





Desarrollo emocional

Simba
La relación de Simba con su padre es especial y muestra de ello están las diferentes escenas en las que se encuentran conversando los dos solos o jugando de forma cariñosa, así como el momento en el que su padre le promete que siempre estarán juntos. En este vínculo, la figura de la madre queda totalmente desplazada e invisibilizada siendo sólo una escena la que aparece con Simba de pequeño (escena en la que lo está lavando). 

Un detalle a resaltar es el deseo de Simba de demostrarle a su padre (no a su madre) que es capaz de rugir ya que, al ser todavía pequeño, sus rugidos aún son débiles y él quiere que su padre se sienta orgulloso de su hijo y futuro rey. Aquí vislumbro una clara necesidad de atención y valoración ante el progenitor considerado referente y quien más expectativas ha depositado en él. Sin embargo, creo es importante no perder de vista la figura de su tío, Scar. Scar es un león que vive a la sombra de su hermano, el rey, y que repudia a su sobrino porque ello implica perder la oportunidad de hacerse con el reino. Tal es su ambición que manipula al joven Simba, relegando el vínculo familiar ante sus propios intereses. Es él quien le hace creer que es el responsable de la muerte de su padre porque el eco de su rugido en el desfiladero ha provocado una estampida de ñus. Tras instaurar en la vulnerable mente del joven Simba la creencia de su responsabilidad ante tal tragedia, le insta a marcharse lo más lejos posible del reino para que él pudiera tener vía libre a la hora de alcanzar su ansiado trono. Simba, atemorizado al interiorizar las palabras de su tío, finalmente huye. Aquí es donde me doy cuenta de cuán importantes son las palabras y creencias que nos transmiten en la niñez aquellas personas que representan un referente para nosotrxs como son, principalmente, los progenitores u otros familiares cercanos. Y eso no es todo... he conocido recientemente el dato de que las experiencia vividas entre los cero y los siete años son las que condicionan nuestro desarrollo psicológico y emocional. Por esta razón, unas palabras por parte de Scar (familiar cercano simbólicamente de confianza) hacia Simba (en la etapa de la infancia) despiertan en él la falsa creencia de que originó la muerte de su padre, lo que produce un sentimiento de culpabilidad que le perseguirá en su crecimiento dando lugar a una baja autoestima. El ejemplo claro de que Simba carece de autoestima en la juventud se puede comprobar en la escena en la que Nala acude a su encuentro para rogarle que regrese al reino y él declina la propuesta por considerarse un "Don Nadie". En ese momento Simba apenas recuerda su origen así como el supuesto destino que debía cumplir. Lo que él recuerda es que fue el culpable de la muerte de su padre y que no es digno de encarnar una autoridad tan hegemónica como es la de ser el Rey León. A pesar de todo el tiempo transcurrido, las malévolas palabras de su tío en aquel fatídico día se convirtieron en una cadena que le ataba al pasado. Gracias a la intervención del personaje de Rafiki, se reencuentra con la imagen de su padre hasta conectar emocionalmente con él de nuevo y recordar cuál era su destino. 


Timón y Pumba

Timón, Simba y Pumba
Timón (un surikato) y Pumba (un jabalí) son los personajes que le proporcionan a la trama el toque humorístico. Ellos son los que aparecen en la vida de Simba cuando se encuentra totalmente solo y lo acogen en sus vidas como uno más. Timón y Pumba, a mi parecer, representan las amistades en la etapa adolescente (o no tan adolescente) de un individuo. La etapa en la que comienzas a desvincularte del núcleo familiar para expandir tu mundo a través de las relaciones sociales externas. La magia del encuentro de Simba con estos dos personajes graciosos es que le permite conocer una nueva filosofía de vida. Una mirada más abierta del mundo que difiere de la educación normativa que le han inculcado. Gracias al surikato y al jabalí descubre un nuevo lugar hermoso en el que habitar y una nueva manera de alimentarse. Aprende a convivir en armonía con otros animales que, de seguir en su propio reino, los devoraría. Creo que conocer a Timón y a Pumba le otorga unos valores de solidaridad, tolerancia, respeto y libertad que difícilmente hubiera aprendido en su entorno familiar. Además, el lema "Hakuna Matata" es un canto a la sencillez, a la felicidad, al disfrute de lo propio y al respeto por lo ajeno. Nuevamente, un modo de sentir y vivir que hubiera desconocido al crecer en su monárquico reino.


Empoderamiento femenino

Los personajes femeninos, como he mencionado anteriormente, permanecen relegados a un segundo plano en la trama. No obstante, quisiera destacar el empoderamiento que manifiestan desde esa posición secundaria (tan característica de las realezas, a nuestro pesar) en diferentes momentos de la historia. En primer lugar, apelaré a Sarabi (la reina) quien muestra una fuerte seguridad en sí misma y se revela ante la presencia de Scar en el trono del reino siendo ella la que anima a las demás leonas a alzarse contra él. En segundo lugar, la figura de Nala también es destacable ya que toma la decisión de arriesgarse y abandonar el reino para ir en busca de Simba. A pesar de ser estas dos figuras femeninas las más presentes, haré referencia también al resto de leonas que deciden sumarse a Sarabi, Nala y Simba para acabar con Scar. Además, no quisiera olvidarme de mencionar que el liderazgo del clan de las hienas está bajo un personaje femenino, Shenzi.

 
Sarabi


La ventaja de disfrutar de las adaptaciones de las películas Disney es que se contemplan desde una mirada crítica que permite extraer los matices más profundos que se desarrollan al margen del argumento que se pretende mostrar. Eso es lo que me ocurre a mí actualmente al ver adaptadas o digitalizadas las películas que marcaron mi infancia cosa que, posiblemente, también te suceda a ti. Generalmente en estos casos sale a la luz nuestrx niñx interior, pero creo que no hay que olvidar mantener un pensamiento crítico y filtrar la información que percibimos ya que hay historias maquilladas de romanticismo o buenismo cuyo trasfondo es mucho más serio. A todo esto, os animo a que acudáis al cine a ver El Rey León y reencontraros con el halo de la magia de Disney de vuestra infancia.




¡Hakuna Matata!





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